¿Necesitamos más Adas Colau… o en realidad no? El reto de poner caras y voces a los Movimientos Sociales

Artículo escrito a dos manos:

Manuel Jesús Román Estrade @manjenet

José Manuel Mejías Vega @Jose_Mejias_

http://www.josemejias.es/2014/06/10/necesitamos-mas-adas-colau-o-en-realidad-no-el-reto-de-poner-caras-y-voces-a-los-movimientos-sociales/

Ada

Hace un mes Ada Colau dejó ser, por voluntad propia, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Solo una carta de Ada a sus compañeros y compañeras y un breve comunicado de la PAH dieron cumplimiento a lo que ella misma, y la PAH, pretendían, y que expresaba al final de la carta: (…) Creo que a nivel público no se necesitan más explicaciones que las normales de cualquier organización social: que las portavoces vayan cambiando es una práctica de democracia interna, habitual en cualquier organización social, así que “Ada Colau” deje de ser portavoz no debería ser especialmente noticia. Seguimos!

A pesar de que no dieron una sola entrevista, ni rueda de prensa, la noticia fue portada al día siguiente de todos los medios de comunicacion social. La trascendencia que la acción de las PAHs está teniendo en España, y la de la propia Ada Colau, justificaba que la noticia fuera un bombazo. Pero ahí se quedo, a partir de entonces el protagonismo volvió a la ACCION de las PAHs con su Campaña de Escraches al PP en las Elecciones Europeas.

¿Porqué ha sido esto así?. Tenemos que recordar que la «encarnación» de la PAH en la imagen de Ada se produce cuando la PAH ya tiene un amplio respaldo social, y concretamente como necesidad ante un proceso legislativo (ILP). Nada de lo que dice Ada en su carta suena extraño a cualquier persona de cualquier PAHs del país. Es lógico, sin embargo, que el hecho de que deje la «portavocía estatal» de las PAHs haya generado un momentáneo y «explosivo» interés mediático. Los movimientos sociales, por su propia naturaleza e historia en este país, solo en ocasiones muy especiales (No la Guerra, por ejemplo) han tenido tanta presencia e influencia en la política institucional, la opinión pública y los medios de masas, y nunca lo han logrado como lo ha hecho la PAH. (incluso antes de que Ada llamase criminal al portavoz de la AEB (Asociación Española de Banca) frente a todos los diputados miembros de la Comisión de Economía del Congreso.

La carta de «despedida» de ADA como portavoz estatal, que no como integrante y militante activa de la PAH, constituye todo un «manual» sobre cómo:

·Afrontar las tareas de portavocía y representación de los movimientos sociales, y sobre que «tipo» de autoridad es compatible con un desarrollo verdaderamente democrático en el seno de los mismos

·Reivindicar y defender la independencia, que no la neutralidad, política.

·Relacionarse con la «esfera política»

·Concebir el trabajo colectivo y la fidelidad a «lo colectivo»

·Formular las oportunas críticas y autocríticas sin entrar en espirales destructivas

·Reivindicar el rigor en las propuestas, teniendo al mismo tiempo en cuenta el factor emocional en la acción política, sobre todo como refuerzo de la solidaridad, la ayuda mutua y la motivación permanente

Durante estos años hemos aprendido y reaprendido muchas cosas, algunas de las cuales, Ada Colau pone negro sobre blanco en su carta y otras, añadidas a estas, las hemos ido reflexionando en distintos foros.

Los portavoces en los movimientos sociales tienen que ser capaces de transmitir las ideas, los proyectos y acciones, los sentimientos y estados de ánimo colectivos. Nos son personas que «tienen» unas excelentes ideas y proyectos y que «insuflan» en el resto «su» emoción y motivación. El principal valor de Ada como portavoz de la PAH ha sido que su autoridad no se basaba en su «excelencia» personal, sus capacidades comunicativas, que las tiene, sus propuestas, que habrá realizado en el seno de las asambleas de la PAH o promesas (solo prometía trabajo, lucha y que la gente no estaría sola ante los desahucios), sino que la autoridad se la daba el trabajo de sus decenas de asambleas y su trayectoria dentro del movimiento. No es fácil encontrar un equilibrio entre el componente racional-propositivo, que al fin y al cabo es el que da sentido y coherencia al movimiento en sí, y el componente identitario y emotivo que nace en el seno de las relaciones personales de lucha, ayuda mutua y solidaridad, que nace del «orgullo» de ser parte de un movimiento que ha «revolucionado» parte de la vida política y que tan bién se expresa en el grito común de ¡SI SE PUEDE!

Desde del 15m los movimientos han carecido de portavoces reconocidos, se ha desarrollado primero el discurso y tras los procesos de movilización y legitimación, es cuando se han creado portavocías y solo durante el tiempo en que transcurren las movilizaciones. Lo que ha hecho que la PAH, a través de Ada Colau, haya estado presente en los medios de manera constante se debe a que la PAH genera movilización constante mediante la paralización de desahucios, además de determinadas campañas concretas en el tiempo (ILP, escraches, etc.). Sin embargo la mayoría de movimientos sociales, a partir del 15M, generan movilizaciones concretas y limitadas en el tiempo, teniendo proyección pública durante poco tiempo para después volver a la invisibilidad (con la excepción de la propia PAH y quizá de «las mareas»). Aunque las movilizaciones tengan su inicio en los mismos círculos políticos, e incluso desde las mismas personas y como parte del mismo problema, la movilización cuando resurge lo hace como un nuevo movimiento, con nuevos símbolos y nuevas caras.

Para entender el protagonismo que ha tomado Ada Colau hay que entender la importancia que tiene la PAH en el ciclo post-15m, la PAH centrada en el eje de vivienda pone en práctica un discurso político y una organización descentralizada que le permite identificarse como una evolución del 15m, a pesar de que existía con anterioridad. En este sentido, la PAH y Ada se convierten en portavoces de un amplio movimiento social, en el que además no existen otros portavoces de los movimientos con los que compartir estos espacios públicos. El excesivo protagonismo que ha adquirido Ada Colau y por el que debe abandonar este trabajo, entre otros motivos, es consecuencia de la falta de portavoces en otros movimientos.

A esta «soledad» también ha contribuido que “Ada Colau” se convirtiera en un personaje mediático en programas de gran formato, donde a pesar de su empeño en resaltar «la dimensión colectiva», inevitablemente se focalizaba gran parte del discurso en la persona. Ella en su carta también reflexiona sobre esto cuando dice «…creo que acudir a esos programas ha dado un resultado más positivo que negativo….»Nos ha permitido llegar a millones de personas a las que nos habría resultado imposible acceder de otra manera. Es un canal que hay que utilizar con prudencia, por supuesto, siempre de forma crítica y tomando precauciones, pero vivimos en una sociedad mediática y hay que usar también esos canales.»..

La portavocía de un gran movimiento social en nuestro contexto político, y la PAH lo es, requiere una dedicación plena y una «servidumbre» extraordinaria. No solo hay que tener cualidades, hay que dedicarse por completo y es incompatible con otras labores y casi con otras dedicaciones. No se puede ser portavoz a tiempo parcial. Aunque esto suponga reconocer que esta dedicación en exclusiva también señala las carencias de recursos de la PAH en concreto, y los movimientos sociales en general, para asumir cierto tipo de trabajo más penoso y sacrificado, porque tenemos como reto crear mecanismos basados en la corresponsabilidad que permitan que determinados roles (portavocía, apoyo legal, comunicación social y de masas, gestión económica y de recursos, etc.) no recaigan sobre pocas personas. Esta «tensión» dialéctica entre lo que «debería» ser y lo que en nuestro contexto «podemos hacer» se asumen como «contradicciones» sobre las que se reflexiona, una de las cuales, y no la más pequeña, es la vulnerabilidad de las personas que dan «la cara», que no tiene más que su propia personalidad y su circulo de apoyo, sin más sustento en estructuras orgánicas, recursos organizativos o soportes institucionalizados. En cualquier caso la PAH refuerza su planteamiento de partida cuando defiende que «en la PAH no aspiramos a substituir a una portavoz estatal por otra; sino a reforzar la encomiable tarea que ya hacen sus múltiples portavoces, que son ahora más necesarios que nunca. En toda organización democrática hay relevos en las tareas que se desempeñan, y la PAH cuenta por suerte con una amplia bolsa de portavoces.»

Los movimientos sociales tienen un componente político muy importante y aspiran a poner en la agenda política y social los temas en torno a los que trabajan. La PAH marco la agenda política en un tema tan central, y con tantas ramificaciones, como la vivienda, principalmente a través de las acciones de desobediencia civil (paralización de desahucios, ocupación de viviendas vacías, encierros en entidades bancarias, …) y sobre todo a raíz de la ILP, la comparecencia en el Congreso y los escraches. Este hecho concentró en la figura de la portavoz estatal, Ada Colau, tanto las iras y diatribas del PP y su entorno mediático, como los intentos de cooptación y distorsión por parte de partidos políticos de la oposición. La PAH, a pesar de estos intentos, ha tenido la virtud de salir airosa en su independencia partidista, reconociendo la aportación de personas integrantes de partidos políticos (que no deben «criminalizarse») y manteniendo una relación transparente con todos ellos. Evidentemente la fortaleza de Ada Colau y su capacidad para apoyarse en el «colectivo» a contribuido mucho a ello, pero ha sido sobre todo su clara concepción de la independencia partidista, curtida en muchos componentes de la PAH, lo que quizá ha permitido mantenerla. Esta concepción también está claramente recogida en su carta cuando dice:

“Para evitar especulaciones quiero aclarar lo que ya he dicho muchas veces: no voy a “fichar” por ningún partido político. Es verdad que en distintas ocasiones, distintos partidos me lo han propuesto. Y también es cierto que en algún momento me lo he planteado, puesto que la situación es muy dura y de alguna manera habrá que echar a los corruptos y cleptócratas del poder. Evidentemente lo descarté en su momento porque era totalmente incompatible con ser portavoz de la PAH. Pero también porque creo que el actual sistema de partidos forma parte del problema, y por ello descarto el “fichaje individual”. Como ciudadana, estaré encantada de apoyar y participar de procesos amplios que planteen un cambio real en las formas de hacer política. Ojalá seamos capaces de crear nuevos dispositivos que nos permitan reapropiarnos de las instituciones para hacer que de verdad sirvan al bien común, porque nos va la vida y la de nuestras hijas e hijos en ello. Estamos viviendo un cambio de época, un momento histórico de crisis de régimen; quienes ocupan el poder lo saben y nos han declarado definitivamente la guerra. Pretenden acabar con los pocos derechos conquistados y si no hay una fuerte movilización continuada, y una mejor organización social a todos los niveles, podemos salir de esta estafa llamada crisis muchísimo peor a como ya estamos ahora. Por lo tanto las PAH son más necesarias que nunca, para hacer efectivos derechos fundamentales como el de la vivienda, para dotarnos de mecanismos de auto organización y auto tutela de nuestros derechos frente a las políticas austericidas. Al mismo tiempo, habrá que impulsar otros espacios de confluencia donde unir fuerzas para cambiar las reglas del juego, pero cuando esas confluencias tengan una expresión electoral, habrá que recordar que la PAH como movimiento no puede vincularse a ninguna candidatura. Me consta que estos debates se producen de un modo u otro en todas nuestras asambleas y creo que es positivo, siempre que se respete el carácter apartidista de la PAH como forma eficaz de cuidar un espacio común en el que muchas personas, sensibilidades e ideologías distintas hemos sumado fuerzas por un objetivo común.”

 

También ha salido airosa la PAH, en palabras de Ada Colau, del «peor monstruo al que nos hemos enfrentado» .. «mucho más que los partidos» y que «es el individualismo y el consumismo hegemónicos que nos atraviesan, que a veces han generado desconfianzas entre compañeros, desviaciones asistencialistas o luchas personalistas en no pocas asambleas… Y sin embargo, casi siempre se ha impuesto la principal de las virtudes: la generosidad, la solidaridad, la cooperación por encima de la competitividad, el bien del movimiento por encima de ningún ego, el sentido común y la lucha colectiva. Esta reflexión autocrítica, tan difícil de encontrar en las organizaciones sociales, y su modo de formularla, es posible gracias a la cercanía y horizontalidad en las relaciones entre los integrantes, a una cultura de la inclusividad, de que la acción social es también un proceso de crecimiento y aprendizaje personal y de que no existe un proceso centralizado de poder en que la organización puede «controlar» las «desviaciones», siendo solo posible por la vía del diálogo y del respeto mutuo.

 

La portavocía es una parte del interfaz de relación de los colectivos/movimientos con las instituciones, medios de comunicación y población. Los medios son un canal de comunicación con la población menos cercana, ya a que una minoría de la población se llega a través de canales directos, presenciales o Internet.

 

Que no existan más figuras como Ada Colau en el espectro más masivo de los medios de comunicación genera una falsa sensación de ausencia de personas que puedan poner cara a nuestro discurso. Que la PAH y Ada llegasen a programas de máxima audiencia se debe también a circunstancias excepcionales, por un lado una politización social que genera que la política llega a los bares, a la cola de la panadería, etc, que provoca, a su vez, la aparición en televisión de programas políticos y debate en espacios de máxima audiencia, que antes eran residuales, y por otro, que el problema que se aborda, desde un punto de vista «mediático», es sencillo de explicar y visualizar en cualquier parte del país (te quitan la casa, no tienes donde vivir).

 

Otros movimientos, como «las mareas», ha tenido cierta presencia pública, teniendo una portavocía más «distribuida» y menos focalizada, también porque los recortes en materia educativa, salud, servicios sociales son más complejos y variados en cuanto a los temas que abarcan, intensidad según areas temáticas y geográficas, colectivos a los que afectan, administraciones de los que dependen, etc y han dado lugar a múltiples «mareas» temáticas, territoriales, que sin «portavoces» identificables, si han logrado la visibilidad del concepto y las reivindicaciones (las mareas). El sostenimiento en el tiempo de estos «movimientos» y la interlocución con la sociedad se explican también por la integración en los mismos de personas que son, a su vez, integrantes de organizaciones más «formales» (sindicatos, asociaciones de consumidores, asociaciones profesionales, ONG,s, que también han proporcionado la capilaridad necesaria para sus extensión y sostenimiento.

 

Otro ejemplo de portavocía distribuida es el de ATTAC, que tiene un amplio «catálogo» de expertos en economía, sociología, política, que no llegan a adquirir este protagonismo, por su multiplicidad y diverso «rango», así como por el tono menos inmediato y más «denso» de su mensaje. Siendo no obstante una «marca» casi desconocida antes del 15M y que en la actualidad es mucho más reconocible, sin que tenga «una cabeza visible», su continuidad tampoco es ajena a su carácter internacional y a ser una de las organizaciones que a nivel mundial trabaja un tema de tremenda actualidad política, al menos en Europa, como es «la economía».

 

Una forma de portavocía más «tradicional» ha sido la utilizada por las «Marchas por la Dignidad», con preponderancia de centralidad de las principales y más significadas organizaciones convocantes y de sus portavoces «orgánicos», por ejemplo Diego Cañamero, que siempre han estado mucho más visibles que los portavoces de organizaciones más pequeñas, temáticamente más diversas o territorialmente más dispersas.

 

En cualquier caso todos estos ejemplos carecen de un elemento esencial, ya que para conseguir el protagonismo que ha tenido Ada ha sido necesario primero un «minuto de oro», en este caso en la Comisión de Economía del Congreso al que ya hemos hecho referencia, y por otro ser capaz de que en tú persona se sientan representadas una amplio sector social (prácticamente todas las personas y su entorno «afectados» por una hipoteca o que tengan dificultades con la vivienda).

Para finalizar debemos recordar que las personas en seno de los movimientos sociales, en el «activismo», incluso en el que tiene una marcada dimensión política, terminan juntándose, como en el resto de actividades sociales, en base a realidades materiales compartidas, intereses legítimos, objetivos y metas concretas; aunque toman forma también a través de afinidades ideológicas, personales, generacionales, territoriales, estilos de comunicación, gustos, afectos,…en el camino construyen o se adhieren a identidades formales en las que sentirse «agregados» a «algo». Encontrar una forma de poner «voces» y «caras» a estas realidades, sin «matar» la riqueza y pluralidad de las mismas, sin generar dinámicas de concentración del poder y personalismos, y a la vez sin propiciar la dispersión o la atomización es uno de los restos que tenemos en la actualidad.