Primarias abiertas, democracia y emergencia electoral

La crisis de nuestro modelo democrático, concretamente del modelo de democracia representativa, no es consecuencia del 15m ni de la crisis, obedece a determinados antecedentes presentes antes de la crisis y del 15m, y tiene un soporte en los movimientos sociales y en el movimiento internauta, que en cierto sentido confluyen en el 15m.

Tanto el 15m como la estafa que llaman crisis han sido catalizadores y han acelerado el rechazo no al régimen del 78, que también, sino al modelo de democracia representativa, sobre todo en una pais con un sistema de democracia representativa pura, con pocas experiencias de democracia participativa y mucho menos de democracia directa.

Durante los años de democracia formal que estamos disfrutando PP+PSOE ha aumentado siempre de votos (absolutos y porcentual), cuando un gobierno perdía votos la oposición se llevaba esos votos, más algunos más, votantes de opciones minoritarias que se iban al «voto últil». PP+PSOE siempre han aumentado, elección tras elección, tanto en votos totales como porcentualmente.

En las elecciones municipales de 2011 (después del 15m y del #NoLesVotes) PP+PSOE sufre por primera vez una disminución de voto, y esa tendencia se instala para las siguientes elecciones y nada indica que se vaya a interrumpir.

Como paso previo a una sociedad que practique la democracia directa la sociedad está haciendo sus deberes, aumenta el nivel de formación y información de la sociedad, la política durante años desprestigiada se convierte en tema de conversación en espacios de ocio, aumenta el nivel de conciencia sobre quienes mandan de verdad en este pais, y se detectan las principales estafas que sufre la ciudadanía, principalmente a través de las empresas financieras, energéticas y constructoras.

Esta concienciación social abre la posibilidad de que nuevas opciones electorales puedan disputar una importante proporción de votos, pero el mayor potencial de esta movilización social es que está constantemente interconectada (es lo que hace que a todo lo que no saben ponerle nombre le llamen 15m), y las comunicaciones actuales hacen posible aprovechar esa inteligencia colectiva y conocimiento de la población, aunque para otros el potencial de estos movimientos sea tan solo su traducción en votos.

Cualquier opción electoral debe ser consciente que ni en las próximas elecciones, ni en las siguientes, va a sacar mayoría absoluta, por lo que es importante que desde sus posibles puestos de representación plantearan nuevos modelos de interacción entre electos y representados.

Es indispensable, pero no aportará diferenciación ni valor añadido con lo que ha salido hasta ahora, que el programa electoral incluya una revolución democrática (referendums, iniciativas legislativas populares, revocatorios, etc.) no será evaluable por los electores, puesto que no tendrán poder para ponerlo en marcha. Podemos ver como en los partidos políticos los conflictos internos no suelen producirse en la redacción de los programas electorales, sino en la elección de los candidatos, pues saben bien que los programas electorales son muy ambiguos, y su ejecución tiene siempre un gran margen de maniobra.

No estamos ante una crisis de la ley electoral, sino del modelo de representación sin control efectivo de por parte de los representados. No es suficiente con un proceso democrático previo de confección del programa político y un proceso de elección de candidatos alejado de las cúpulas del partido político, se hace necesario un sistema de control efectivo de los representantes que empodere a los representados.

No tiene coherencia asimilar la crisis del modelo representativo proponiendo cambios al estado pero no a tu propia práctica política.

Las primarias abiertas que propone ahora «la izquierda», y la idea de que todos los partidos deberían hacer primarias abiertas me parece un gran error, situar en el eje del proceso de democratización la simple elección del candidato y la participación en el redactado de los programas, es totalmente insuficiente. Centrar el debate sobre la democratización interna de los partidos en las primarias abiertas es reforzar la democracia representativa, y el personalismo y protagonismo de los candidatos frente a la capacidad de los propios electores para aportar soluciones a sus propios problemas.

No tiene ningún sentido un escenario donde todos votemos en las primarias de todos los partidos. Es ineficiente y sería más coherente votar directamente al presidente del pais, dirigiéndonos así a un modelo democrático tipo americano que reforzaría el modelo presidencialista (me refiero por americano y la mayoría de paises de américa, del sur y del norte).

Democracia no es elegir quienes deben ser nuestros jefes, democracia es ser nuestros propios jefes, y los cargos políticos y funcionarios nuestros empleados.

Existen escenarios donde las primarias abiertas serían contraproducentes, podemos imaginar partidos polítcos creados por alguna minoría marginada, por motivos religiosos o culturales, los cuales no podrían elegir a sus propios representantes. Es legítimo que un número de personas con ideas minoritarias decidan montar un partido político para que su voz se escuche en el parlamento. A ese grupo minoritario no le podemos elegir el resto de ciudadanos nuestro candidato.

A pesar de lo dicho anteriormente, para una opción política que pretenda llevar la ideas de la calle a los parlamentos, y que pretenda tener una estructura abierta, las primarias abiertas son una herramienta abierta de participación con muchas potencialidades, incluyendo la elección de personas que por su trayectoria política sean adecuadas para el puesto, pero no hayan realizado su activismo político dentro de los partidos políticos.

Una opción electoral con la vocación de hacer llegar a las instituciones la nueva sociedad que están creando los nuevos movimientos sociales, no puede ser vanguardista sino participativa, tiene que eliminar carnets, afiliaciones y fidelidades a las marcas como barreras para la participación, y la elección abierta del candidato puede ser una parte de esa participación abierta, pero ni es cental, ni es la más importante (aunque para la carrera político-profesional de muchas personas si sea lo más importante 😉

Además de pensar como el partido se puede abrir a los ciudadanos en la tarea previa a las elecciones, sería de agredecer que también se pusiesen sobre la mesa mecanismos que permita que el trabajo del cargo electo sea también abierto y participativo, restándole poder al cargo para repartirlo con la ciudadanía.

El poder de las cúpulas de los partidos políticos (cúpulas elegidas democráticamente) no puede ser sustituido por entregar el poder a una sola persona mediante unas primarias.

Si no existe ningún tipo de control democrático y obligaciones del cargo electo seguimos repitiendo el modelo de democracia representativa que deberíamos tratar de superar.