Desbordarse o morir

El 15m de Mayo tomó visibilidad una serie de deseos hasta entonces invisibilizados, ya existían indicadores antes del 2011, pero es en las posteriores movilizaciones tras la convocatoria del 15 de Mayo de 2011 cuando comienza a ser imparable la pérdida de poder de organizaciones jerarquizadas donde el poder de decisión recae en líderes y ejecutivas para dar lugar a movilizaciones donde la fuerza reside en la implicación real en las movilizaciones de los ciudadanos y los pequeños movimientos sociales más locales.

Este ciclo de movilizaciones, iniciado con el 15m, se articula en torno a distintos ejes trasversales, que se retro-alimentan, querer explicar este ciclo de movilizaciones apelando solo a la crisis, o al fin de bipartidismo, o al 15m como evento expontaneo e inspirador es una simplificación, es la crisis de la representación la que puede explicar muchas cosas e incluso indicarnos que caminos seguir (y cuales no).

La crisis de la representación tiene su origen en formas de organización y comunicación más distribuidas, y en la digitalización de la sociedad.

Las nuevas formas de organización/comunicación tienen sus antecedentes no solo en los movimientos internautas, sino también en movimientos sociales, protagonistas y catalizadores de los últimos ciclos de movilización donde las grandes organizaciones, políticas, sindicatos y partidos principalmente, dejan de ser los principales actores movilizadores. Tanto en movilizaciones multitudinarias de la época de Aznar (No a la Guerra, Nunca Mais, LTGB, Investigadores precarios, etc.) como en las experiencias más innovadoras como VdVivienda (precursor de la PAH) o las luchas por la libertad en Internet.

El modelo organizativo en red, ampliamente teorizado en las últimas décadas, consigue en la población un mayor grado de sentimiento de identidad que las organizaciones que proyectan su mensaje desde ejecutivas y desde sistemas jerárquicos de representación, Anoymous es el máximo exponente de este fenómeno.

La sociedad se siente más representada en objetivos, en proyectos y en procesos que en organizaciones, y se siente representada si participa del proceso o al menos lo comparte, eso es lo que hace que se rechacen etiquetas como la de los ejes izquierda/derecha para situarse políticamente. No se trata solo (que también) de una desafección frente a los símbolos, sino de la necesidad de tener referentes válidos para estos deseos de desrepresentación.

En estos últimos años se ha creado una red informal, un rizoma con múltiples conexiones que son fundamentales si se quiere alcanzar esa hegemonía que consiguió el 15m o la PAH, están conectados tanto nodos principalmente comunicativos, que son capaces de marcar agenda política y difundir mensajes al margen de los grandes medios, como redes de activistas y voluntarios que si tienen algún sentimiento de pertenencia es a identidades como el 15m, sin direcciones ni liderazgos en los que se delegue esa identidad.

Tanto DRY como las asambleas no consiguieron en el 15m combinar organizaciones formales (aunque sean asamblearias) con ese rizoma, sin embargo La PAH si fue capaz de combinar cierta estructura organizativa con una organización en red. Una de sus mejores herramientas para conseguir esta sintonía social ha sido tener un objetivo compartido, y es en ese objetivo donde se encuentra el principal elemento de identidad, por encima de la marca «La PAH».

Esta vinculación se acompa de unas prácticas de organización abierta y eficaz, consiguiendo mezclarse con movimientos de barrio contra los desahucios sin que estos movimientos pretenezcan a La PAH, gracias a una cultura de trabajo colaborativo donde las distintas organizaciones colaboran en vez de competir. De hecho La PAH por si sola, con sus activistas solo, no podría haber sido capaz de parar tantos desahucios o conseguir las firmas para la ILP. Siempre se han proyectado las victorias como victorias de la ciudadanía.

Las candidaturas municipalistas han sido capaces de poner en marcha procesos electoralistas con estrategias abiertas y colaborativas, en un espacio político (el electoral) donde prevalecen las dinámicas competitivas.

La potencia de los actuales movimientos electoralistas reside en la conexión con los deseos de empoderamiento, en presentarse como herramienta y no como organización en la que se delega (y por lo tanto se pierde) poder. De ahí la importancia muchas veces de no proyectar la imagen de Podemos como partido político.

Sus primarias abiertas para organos internos y candidaturas, la transparencia en la cuentas y las consultas vinculantes son las principales características de Podemos para poder presentarse como herramienta de empoderamiento, pero también es cierto que las estrategias del núcleo irradiador 😉 en la confección de listas afines, el sistema de listas planchas en las primarias, la centralidad que está tomando Pablo Iglesias en la negociación y construcción de alianzas de cara a las generales, y el reforzamiento de Podemos como marca única y aglutinadora pueden provocar los efectos contrarios a los deseados.

Vistas las encuestas de intención de voto a Podemos le queda muy poquito para superar al PSOE, con un poco de aumento en su intención de voto podría colocarse por encima del PSOE, ya sea en nº de votos o ya sea en diputados, lo que permitiría a Podemos optar a un pacto con el PSOE donde Podemos presidiera el próximo gobierno de España.

Podemos debe elegir si reutiliza los aprendizajes de los últimos meses adaptando su organización y convirtiendo Podemos un movimiento plural donde se puedan sentir identificados una pluralidad de perfiles, donde el poder resida en el equilibrio democrático entre distintos espacios de participación. Esta estrategia apostaría por estar a la altura del momento político, ser catalizador y cauce de participación política. Por el contrario Podemos puede decidir cerrar filas, ignorando y utilizando selectivamente las mejores experiencias municipalistas.

De cara a la victoria en las generales, tal vez abrir Podemos pueda tener más riesgos que quedarse como se está, se podría conseguir ese % de intención de voto que le falta usando el tirón mediático de nuevos líderes de experiencias municipalistas dispuestos a prestar su imagen/marca a Podemos de cara a las generales, pero seguiría siendo un Podemos cerrado con unas primarias homogeneizadoras, con las ICPs congeladas, y con un modelo de liderazgo centralizado.

Podemos en lo que lleva de existencia no ha sido capaz de poner en marcha herramientas de empoderamiento, ninguna ICP ha conseguido aprobarse, y las consultas ciudadanas se han utilizado solo como herramientas de ratificación, se ha dejado poco espacio a la construcción colectiva de Podemos, prácticamente ningún consejo ciudadano ha realizado consultas ciudadanas más que las que se ven obligadas orgánicamente para aprobar pactos.

Cerrar filas y apostar por una estrategia conservadora para las generales puede ser una estrategia plausible a corto plazo, pero sería muy de «vieja política». Es impresindible entender que están en sus creadores la clave de la victoria de Podemos, la clave del fenómeno Podemos está en el momento histórico en el que se produce, la aparición de Podemos u otro tipo de candidaturas era previsible e inevitable y existía un caldo de cultivo para el éxito, el hundimieto de PP-PSOE comienza ya en 2011.

Si se olvida que hay que conectar con el momento histórico que vivimos, y en esta fase Podemos solo realiza cálculos electorales de aquí a Noviembre, viendo en los movimientos electorales no controlables una amenaza a Podemos, estará asumiendo una visión cerrada de Podemos, y definiendo un marco de estrategia política basado en la competencia frente a la colaboración.

Una situación así puede provocar que el desbordamiento en el plano electoral se produzca en espacios distintos a Podemos, ya que dentro de Podemos hay poco poder de maniobra, porque la marca Podemos cada vez es menos atractiva y por el contrario más identitaria.

Podemos necesita para sobrevivir, y para ser herramienta del cambio, animar el desbordamiento (ni temerlo ni combatirlo) y establecer dinámicas de trabajo en esta realidad basada en la cooperación frente a la competición, que recupere la imagen de Podemos como herramientas frente a la imagen de Podemos como partido político y en muchos casos como resistencia para el empoderamiento ciudadano.

En definitiva, desbordarse o morir.

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