La Autoridad

Artículo publicado originalmente en La Réplica: http://lareplica.es/la-autoridad/

La autoridad

Entendemos como autoridad la superioridad que en un determinado escenario tiene una persona con respecto a otra u otras.

La autoridad se puede conseguir a través del reconocimiento del resto de personas, o puede imponerse a través del estado mediante leyes, en cualquier caso la autoridad solo existe cuando el resto de personas, o la gran mayoría, reconocen esta autoridad.

Las personas podemos ganar la autoridad en algún espacio o comunidad a través de nuestras propias acciones. Así lo hacen médicos, académicos, periodistas, escritores, etc, que se convierten en autoridades públicas gracias al reconocimiento por parte de la sociedad de esa superioridad en determinados asuntos.

Por otro lado el estado y las leyes generan autoridades. A políticos, jueces y policías se les dota de autoridad legal, es decir, además de la propia legitimidad y reconocimiento social, el estado garantiza la autoridad a través del uso de la represión contra quienes no acepten esa autoridad.

La autoridad, en última instancia, solo es posible ejercerla si la sociedad reconoce esa autoridad, ya sea una aceptación de manera libre o coaccionada a través de la amenaza del castigo.

En los últimos 30 años se ha producido un cambio social en este país, pasando de una dictadura totalitaria a una democracia parlamentaria. Mientras que en la dictadura la aceptación de la autoridad se conseguía a través de la violencia, la transición a una democracia formal requiere que la autoridad tenga legitimidad en el reconocimiento social.

Ese cambio en la naturaleza de la autoridad implica un cambio en la forma de ejercer esa autoridad. Frente a un modelo donde la autoridad se ejerce a través de la violencia y de la sumisión, hoy nuestra sociedad exige a cualquier autoridad (maestro, político, juez, policía, etc.) una legitimidad más allá de la legal, basada en los beneficios que aporta a la sociedad.

Colectivos como el educativo o el sanitario no necesitan del estado ni de leyes excepcionales para tener autoridad porque en su ámbito de trabajo es socialmente reconocida y protegida, es decir, no necesitan de leyes para ser respetados. Darle un status legal de autoridad no es la solución a los episodios aislados de violencia que se pueden producir en su entorno laboral. Otros colectivos que tienen menos reconocimiento social, como la seguridad privada, necesitan de una revisión en profundidad de su actividad. La desconfianza en la seguridad privada está justificada en multitud de episodios en determinados entornos, como por ejemplo las discotecas, donde la cantidad de porteros con una preocupante falta de educación y de sentido de la justicia junto a un alto grado de prepotencia —sin ser un perfil mayoritario— tampoco es difícil de encontrar.

En la dictadura franquista si huías de la policía podías encontrar algún ciudadano anónimo que te echara una mano, montándote en su coche o abriéndote la puerta de su casa para refugiarte, sin embargo nadie era capaz de hacer “frente” a la policía porque las consecuencias eran temibles. Ahora prácticamente nadie ayudará a una persona que huya de la policía, pero si la policía realiza alguna intervención inadecuada no es raro que un ciudadano se lo recrimine. Frente a lo que pueda parecer, es preferible para todos el segundo escenario.

Impase en la creación de nuevos modelos comunicativos

Las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, las famosas NTICs, y especialmente internet, permiten nuevos modelos comunicativos. Desde la aparición de internet se han puesto en marcha modelos comunicativos más distribuidos, aunque los últimos años se están ralentizando las innovaciones a pesar de la aparición de nuevos medios, varios incluso solo online.

yes.we.banInternet permite unos modelos comunicativos e informativos más descentralizados, frente al modelo periodístico unidireccional la red nos hace posible poner en marcha medios de comunicación donde esté más difusa la diferencia entre emisor y receptor, entre periodista y lector, permitiendo al lector convertirse en parte activa del proceso de generación de noticias, lo que provocó la potenciación hace años del concepto de periodismo ciudadano.

Aunque se podría decir que internet surge en los años 70-80 no es hasta mediados de los 90 cuando ya podemos encontrar en España una población relevante conectada a Internet.

En 1999 nació la red Indymedia (Independent Media Center), una red global surgida a raíz de las manifestaciones contra la cumbre de la OMC en Seattle, Indymedia permitió al protagonista o espectador de un hecho contarlo directamente y permitió al lector moverse entre el rol de emisor y receptor. Técnicamente la innovación radicaba en que cualquier internauta, y no solo el creador de una web, podía enviar contenidos y que estos se publicaran inmediatamente.

En el mismo año surge el concepto de Web2.0 que señala a la popularización de los blogs, que permitieron que cualquier persona pudiera crearse un blog y convertirse en emisor. Los comentarios a las noticias dotaron de dinamismo a estos blogs y aportaba feedback al autor del blog.

En esta nueva época de internet muchos sitios webs consiguieron popularidad como sitios de noticias comentadas, fueron sitios con noticias cortas, normalmente remitiendo como fuente original a un medio tradicional. En estas webs tuvieron más protagonismo e importancia los comentarios que la propia noticia. Este tipo de webs generan una comunidad alrededor del sitio, y es esta comunidad la que aporta valor al sitio y define su identidad, con una tensión constante entre las intenciones de los dueños/editores del sitio y la comunidad que construye el sitio.

 

En España podemos encontrar ejemplos muy interesantes en los últimos años del siglo XX y primeros del XXI, por ejemplo la ACP (Agencia en Construcción Permanente) en Madrid, después reconvertida en Indymedia Madrid (2002), estuvo experimentando desde los movimientos sociales en este sentido. También Barrapunto en 1999, con un perfil más tecnológico, y Meneame después (2005), con una vocación más generalista, son ejemplos de sitios webs donde el principal valor reside en los contenidos aportados por los propios lectores. Estas webs necesitaron de sistemas de moderación distribuidos, de manera que es la propia comunidad la que oculta el contenido más inadecuado y destaca y promociona el más interesante.

Frente al concepto clásico de noticia, como producto cerrado a consumir, estas webs entienden la noticia como una construcción colectiva donde también actúa el lector, que ya no es un simple consumidor de las noticias que genera el medio sino que forma parte activa de su construcción. Los posts son por lo tanto un espacio de debate y intercambio de información, y la noticia una construcción colectiva.

Pero desde la creación de Meneame en 2005 y coincidiendo con la aparición de las redes sociales (2006-2007) podemos encontrar pocas innovaciones en este sentido. Las redes sociales han seducido a los generadores de contenidos, que ven más potencial, más poder de difusión y más audiencia en las redes sociales que en este tipo de webs, la audiencia también ha preferido interactuar con las noticias a través de las redes sociales, ya sea compartiendo noticias y ocasionalmente comentándolas.

Las redes sociales, en cierta manera, han significado un repliegue a la marginalidad, los usuarios comparten contenidos solo entre su círculo de afines, reduciendo la pluralidad en el debate. Además las herramientas de moderación colectiva en espacios como los grupos de Facebook o Telegram son inexistentes, no escalan y se convierten en jaulas de grillos cuando participa un grupo grande de personas, no existen procesos de inteligencia colectiva que destaquen los contenidos más interesantes y ante abusos la única solución es la buena fe de los administradores, que además al no existir registro de lo borrado provoca desconfianza la «desaparición» de contenidos y comentarios. Los nuevos espacios de encuentro (Grupos de Telegram, Facebook, Trello, etc.) están diseñados para grupos de afinidad, no existen herramientas como baneos temporales, limitación de número de publicaciones, sistemas de reputación (karma), etc.

Entre 2011 y 2013 desde muchos medios de comunicación se producieron una cantidad importante de despidos, que junto con lo que significó el 15m, impulsó la creación de nuevos medios de comunicación como eldiario.es o La Marea. Estos nuevos medios de comunicación se han distinguido principalmente por su linea editorial y por su modelo de negocio, más dependientes de la financiación a través de los lectores que de la publicidad, en relación con el resto de medios, pero ninguno ha aprovechado la oportunidad para construir sobre las experiencias anteriores de la Web2.0 para darle mayor protagonismo y poder de decisión sobre los contenidos a los propios lectores.

Si hacemos por lo tanto una mirada histórica comprobamos que desde la popularización de internet se ha estado avanzando en medios de comunicación basados en modelos comunicativos distribuidos a una velocidad admirable hasta la aparición de las redes sociales, que no permite innovación técnica dentro de ellas. Los lectores han renunciado a formar parte activa de la construcción colectiva de las noticias, y los generadores de contenidos prefieren el modelo de noticias como producto cerrado, dejando en manos de los lectores tan solo la difusión de estas noticias. De hecho muchos medios diseñan noticias que funcionen bien en redes sociales, centrándose principalmente en una foto y un titular, a menudo un titular bastante interesado y amarillista que favorezca la difusión en redes sociales.

Con la creación de los nuevos medios yo tenía le teoría de que apostarían por medios de comunicación más participativos, pero estaba equivocado, los periodistas siguen anclados a un modelo donde ellos son protagonistas y autoridad frente al lector, sin ser mucho más participativos que lo que ya eran los programas de radio con las llamadas de los oyentes, por lo que serán los propios lectores e internautas los que tendrán que poner en marcha espacios de periodismos ciudadano, quizás la mayor competencia no sean los medios de comunicación, sino las redes sociales que despliegan toda su estrategia en absorber dentro de sus plataformas toda nuestra actividad, y a la que ya se han plegado y subordinado los actuales medios de comunicación.